Innovar es expandir el campo de lo posible, solucionando problemas que antes no habían podido ser remediados u obteniendo mejores resultados a un costo menor.
La innovación en medicina requiere de una mejora sustancial en la política sanitaria pública y privada, en los procedimientos utilizados y en los productos médico-quirúrgicos aplicados. La telemedicina, los biosensores y rastreadores, la realidad virtual y los dispositivos impresos en 3D son algunas de las innovaciones tecnológicas en medicina más valoradas de los últimos tiempos.
¿En qué consiste cada una y cómo ayudan al sector de la salud y a la práctica quirúrgica?
Más que innovación tecnológica, la telemedicina es una práctica que hace tiempo viene desarrollándose, aunque en algunos rubros evolucionó más que otros. Esta modalidad no sólo reduce el costo de la visita a un consultorio y el tiempo de traslado, sino que además brinda un mayor acceso al auto-cuidado de los pacientes previniendo complicaciones y visitas a salas de urgencias. Además, admite tanto la comunicación médico-paciente como el diagnóstico, tratamiento y seguimiento remotos. Con la expansión del virus de COVID-19, este sector creció a pasos agigantados. Según un informe de la consultora McKinsey, en Estados Unidos el 57% de los proveedores ven a la telemedicina de forma más favorable que en pre-pandemia.
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Incluidos en accesorios personales, permiten a los médicos monitorear y realizar un seguimiento de la salud de los pacientes para la prevención y la intervención temprana. Además de supervisar el ejercicio, la nutrición y los signos vitales, estos dispositivos dan cuenta de las cantidades de medicación, niveles de la sangre, hormonas y proteínas en el interior del cuerpo del paciente.
Para una mayor incorporación de biosensores y rastreadores se requerirán mejoras en su precisión y en su tamaño, ya que los pacientes son más propensos a aceptarlos en la medida en que se hacen más pequeños y menos intrusivos. Un buen ejemplo es el biosensor Lumee, fabricado en un material similar al lente de contacto. Este lector óptico externo rastrea las señales del biosensor y envía los datos a un teléfono inteligente con aplicaciones afines.
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La inversión en bio-sensores ha aumentado un 400% desde 2012. (Fuente: Deloitte) |
Otra de las innovaciones tecnológicas en medicina es la realidad virtual, que ya se venía utilizando para apoyar el entrenamiento clínico a través de la simulación de la cirugía. Hasta el momento, según la consultora Deloitte, distintas investigaciones han demostrado los efectos positivos de la realidad virtual en el tratamiento de la adicción al alcohol, el consumo de tabaco y el control del peso, facilitando cambios de comportamientos para mejorar la salud. Asimismo, la inmersión virtual puede ayudar a que las personas sean menos críticas y más compasivas consigo mismos reduciendo cuadros de depresión.
Actualmente, los investigadores académicos impulsan el uso de la realidad virtual en la atención del cuidado de la salud y el entrenamiento clínico a través de la simulación de la cirugía. Además, durante la pandemia por COVID-19, se dictaron capacitaciones en escenarios de simulación clínica para brindar a los profesionales de salud la oportunidad de entrenar la capacidad crítica y reflexiva, el trabajo en equipo, el liderazgo y la autoconfianza.
Si bien la pantalla y la tecnología de los procesadores han mejorado su costo y rendimiento recientemente, el precio puede resultar aún demasiado alto para una adopción generalizada.
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La impresión de dispositivos en 3D ha sido capaz de brindar soluciones allí donde no existían y de ofrecer alternativas personalizadas a bajo costo. Un ejemplo del primer tipo es la atención de calambres en las vías respiratorias de bebés con cartílago traqueal suave. En cuanto a las alternativas a bajo costo, tal es el caso de las prótesis impresas en 3D, las cuales reducen significativamente el costo de las sustituciones tradicionales.
Según un informe de la consultora Deolitte ya en 2016 en Estados Unidos se llevaban a cabo unas 200.000 amputaciones anuales y las prótesis tradicionales tenían un costo de entre U$S 5.000 y U$S 50.000.
La impresión 3D no sólo ofrece importantes soluciones a los pacientes, sino que también brinda una notable innovación en cirugía mediante los productos utilizados y los procedimientos quirúrgicos aplicados, ya que ayuda en la planificación quirúrgica permitiendo estudiar réplicas exactas de los órganos afectados antes de entrar a cirugía.
Sin dudas, la incorporación de estas innovaciones tecnológicas en medicina requerirá un cambio notable en la forma en la cual actualmente las organizaciones de salud previenen, diagnostican, monitorean y accionan en distintas disciplinas.
Las ventajas y oportunidades que prometen son realmente prometedoras. La verdadera pregunta en nuestra región es: ¿estamos listos para la verdadera transformación digital en medicina?
Para crecer en innovación y en calidad se necesita que distintos factores se pongan en juego. Entre ellos, tener los mejores materiales para realizar cirugías y un excelente asesoramiento técnico.
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