Derechos del Paciente: Una Guía para Cirujanos

Los derechos del paciente son fundamentales para una atención médica de calidad.

Los procedimientos quirúrgicos pueden ser una experiencia muy estresante para los pacientes. Es importante que tengan la oportunidad de comprender el procedimiento, sus riesgos y beneficios, y las alternativas disponibles.

En ese sentido, desde el año 2010, la Ley 26.529 regula esta relación entre pacientes e instituciones de salud en todo el territorio de la República Argentina.

Esta ley, en sí, ordena los derechos en lo referente a:

• Autonomía de la voluntad
• Información que el médico debe brindar al paciente
• Documentación clínica

Dicha legislación se autodenomina como estatuto de derechos esenciales del paciente, dando por sentado que estos no son los únicos sino los mínimos indeclinables. A su vez, deben ser complementados a través de otras leyes nacionales y provinciales. 

Esta legislación también es entendida como de orden público; ya que por medio de ella, el Estado lo defiende frente a cualquier interés particular. Es decir, no puede ser ignorada por ninguna de las dos partes.

Concretamente, los derechos del paciente en el trato con profesionales e instituciones de salud son los siguientes:

• A recibir un trato correcto sin distinción por sus ideas, creencias religiosas, políticas, condición económica, raza, orientación sexual, género o cualquier otra condición.
  
  
• A recibir en todo momento, un trato digno con respeto a sus convicciones personales y morales tanto por sus condiciones socioculturales, de género, pudor e intimidad cualquiera sea su padecimiento. A su vez, esto se hace extensivo a familiares y acompañantes. 
  
  
• Tanto la información como la documentación clínica del paciente tiene que respetar la dignidad humana y la autonomía de la voluntad.
  
  
• La información del paciente debe resguardar en todo momento la intimidad del paciente así como la confidencialidad de sus datos sensibles con la debida reserva excepto la disposición de autoridad judicial competente o la propia autorización del paciente.
  
  
• A aceptar o rechazar determinadas terapias o procedimientos médicos o biológicos, con la manifestación o no de la causa. También lo asiste el derecho a revocar posteriormente su manifestación de la voluntad.
  
  
• Adolescentes y niños/as tienen derecho a intervenir en la toma de decisiones sobre terapias o procedimientos médicos o biológicos que involucren su vida o salud.
  
  
• A recibir información sanitaria necesaria vinculada a su salud y a no recibirla, si así lo requiere.
  
  
• A recibir por escrito la información para obtener una segunda opinión sobre el diagnóstico, pronóstico o tratamiento relacionado con su estado de salud.

A lo largo del tiempo el ámbito sanitario ha ido evolucionando positivamente respecto a la importancia que se le otorga a la autonomía de la voluntad del paciente. Esto supone que este es consciente de su estado de salud, qué necesita para mejorarlo y luego de ser informado por los profesionales que lo atienden, tomar decisiones de acuerdo a sus propias necesidades.

Esto supuso un cambio de paradigma en la relación médico, cirujano e institución de salud - paciente pasando de un modelo paternalista, que atribuía la responsabilidad total en los profesionales de la salud, a un modelo de autodeterminación por el que se traslada cierta responsabilidad al paciente. 

En definitiva, este modelo plantea que dentro de este vínculo las partes son pares que tienen la obligación de asumir responsabilidades y respetar los derechos de las contrapartes.

Específicamente en el caso de los cirujanos, los progresos científico tecnológicos imparables les brindan nuevos medios que incrementan el espectro de indicaciones operatorias, reducen la morbimortalidad y mejoran significativamente los resultados. Sin embargo, producen también la aparición de nuevos dilemas éticos.

A la par la mayor concientización de la sociedad acerca de los derechos humanos, y en especial acerca de los relacionados a la salud, hace que se reclame una atención cada vez más humanizada. Asimismo, el incremento de las demandas judiciales por presuntas malas praxis quirúrgicas convierten el quehacer del cirujano en una condición de profesión de alto riesgo.

Esta aceleración del progreso, y los cambios que conlleva, en repetidas ocasiones encuentra a cirujanos e instituciones de salud desprovistos de herramientas adecuadas para la resolución de problemas éticos hasta ahora inéditos.

Por esa razón, la Asociación Argentina de Cirugía se vio en la necesidad de revisar el Código de Ética y Deontología vigente desde 1982, con el objetivo de ofrecer a sus miembros soluciones y reflexiones que los acompañen en la toma de decisiones con el sentido ético correspondiente. De esta manera, el quehacer profesional del cirujano siempre estará en línea con los límites que marca el respeto por la integridad espiritual y física de sus pacientes.

En Cirugía Argentina trabajamos con los productos médicos quirúrgicos de mayor calidad del mercado, para que tanto en el sector público como en el privado se logren procedimientos con excelentes resultados.

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