Un debate que suele darse en el ámbito de la medicina gira en torno a la posibilidad de trabajar en el sistema de salud público, o en el privado. Pero algo que se debe tener en claro es que no se trata de cuál es mejor, o peor. Son diferentes y generalmente representan distintos desafíos y condiciones para ejercer.
¿Por qué sucede esto? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas que tiene cada uno para desenvolverse laboralmente?
El sistema de salud público en la Argentina es uno de los más grandes de América Latina. Pero la realidad indica que existen profesionales que además de trabajar en ese sector, lo hacen a nivel privado.
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Un aspecto que generalmente es distintivo del sistema de atención pública es la elevada demanda de atención que sufren por parte de los pacientes. Habitualmente los quirófanos y las camas de internación están abarrotados. Y esto puede traer aparejado dos cuestiones bien diferentes para los profesionales que allí se desempeñan.
Por un lado, existe sobrecarga laboral, un mayor esfuerzo para cumplir con los plazos que fijan distintas patologías y por ende mayores posibilidades de estrés laboral. Pero también es cierto que la elevada consulta de pacientes amplía notoriamente la casuística y brinda experiencia. Existen mayores posibilidades para los profesionales de entrar en contacto con la diversidad de la patología quirúrgica. Y eso resulta un gran motor para el desarrollo profesional continuo. Por otro lado, una mayor frecuencia de actividades académicas complementarias, discusiones de casos, recorridas de salas, invitan en dicho ámbito al aprendizaje constante.
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Los honorarios que reciben cirujanos y anestesistas por su desempeño profesional suelen ser más elevados en la práctica privada. Además, los profesionales disfrutan de mayores beneficios laborales. A eso se le debe sumar que generalmente los centros privados cuentan con una mejor organización de la atención sanitaria. Lo que en definitiva se traduce en una menor sobrecarga administrativa y de gestión para los especialistas. También existen menos posibilidades de trabajar fuera de horario.
En el ámbito privado la disponibilidad de insumos y tecnología de última generación generalmente es tomada como una obligación. Y eso suele facilitar bastante las cosas para los profesionales que abordan pacientes con patologías quirúrgicas. La menor demanda asistencial permite ordenar calendarios, asignar quirófanos, reservar camas para el postoperatorio, con una mayor tranquilidad. Pero también es cierto, que lo citado puede ralentizar la curva de aprendizaje de algunos procedimientos.
Fuente: Revista Argentina de Cirugía |
En este debate entonces pesan las circunstancias y necesidades particulares del cirujano y cirujana al momento de plantearse el rumbo a seguir. La vida laboral a cada paso pedirá por formación, experiencia, prestigio y desarrollo económico
La carrera profesional de un especialista en cirugía es larga y se prolonga cada vez más. Ya no resulta extraño dar con profesionales por encima de los 65 años que obtienen buenos resultados quirúrgicos. Según la Association of American Medical Colleges (AAMC), detrás de ese fenómeno parece estar el adecuado acceso a insumos y a nuevas tecnologías.
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Algo que entonces no debería resignar un buen especialista en cirugía es la disponibilidad de productos médicos quirúrgicos de calidad. Asociados al profesionalismo, la empatía, el conocimiento y las habilidades técnicas, contribuyen de manera relevante en la excelencia de los procedimientos quirúrgicos. Y esto vale para la práctica pública, o la privada. Atento a ello, Cirugía Argentina S.A. elige aliarse con los profesionales y trabaja para brindarles -en cualquier ámbito- los mejores productos del mercado.
En Cirugía Argentina trabajamos con los productos médicos quirúrgicos de mayor calidad del mercado, para que tanto en el sector público como en el privado se logren procedimientos con excelentes resultados.
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