Sin dudas uno de los momentos más críticos para los cirujanos y anestesistas es el de la realización de un procedimiento quirúrgico, ya que se trata de una intervención directa sobre el cuerpo del ser humano. En esos casos cualquier error, por más pequeño que sea, puede generar complicaciones en la salud del paciente; y por ende, consecuencias para el profesional, lo que puede provocar el llamado Síndrome de Burnout.
Debido a la complejidad de este tipo de trabajos es habitual que los médicos cirujanos sientan elevados niveles de ansiedad y estrés. Esto se puede dar antes de la operación y en el momento en que se está realizando.
¿Cuáles son los retos que enfrentan los cirujanos? Numerosos estudios revelan que los niveles de cortisol aumentan considerablemente en los cirujanos durante las intervenciones quirúrgicas, incluso más que los de los camilleros y pacientes. Entre sus miedos y agentes de estrés más comunes se encuentran:
Una vez que el cirujano se encuentra dentro del quirófano también hay factores que afectan su desempeño. Estos pueden ser desde un pensamiento negativo, un ruido fuerte, el desorden de los elementos para cirugía o un excesivo movimiento de personas, lo que puede provocar equivocaciones que deriven en sangrado, rasgado del tejido o quemaduras en los pacientes.
En ese sentido, los nuevos protocolos de quirófano implementados a causa de la pandemia indican que debe haber menos personas en la sala de operaciones y la puerta tendrá que permanecer cerrada durante todo el procedimiento.
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Los médicos se encuentran entre los más afectados por el Síndrome de Burnout (cabeza quemada), especialmente los cirujanos, que necesitan atención y destreza constantes, factor que los predispone a un estrés excesivo y a enfermedades psiquiátricas. Fuente: Revista Núcleo de Conocimiento, Brasil.
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A partir del contexto vivido durante la pandemia de la COVID-19, estos fenómenos se vieron enormemente potenciados. Por ejemplo, la posibilidad de que un contagio agrave el cuadro del paciente, se sumó a la necesidad de aplicar nuevas reglas y protocolos. Todo ello, ocasiona que el momento de la intervención sea más crítico de lo que ya era durante la “vieja normalidad”.
Como consecuencia de esta crisis sanitaria, el cirujano y su equipo deben extremar los cuidados de bioseguridad. De acuerdo a las disposiciones establecidas desde ese momento, se requieren más equipos y menos personas en la sala de operaciones; además, que la puerta permanezca cerrada en todo el procedimiento y durante los 30 minutos posteriores.
Debido a todos los motivos mencionados, uno de los principales desafíos para las instituciones médicas y los equipos profesionales es la reducción del estrés y los niveles de ansiedad de los cirujanos. En función de ello, para abordar esta problemática, un artículo publicado en la revista Cirugía Española recomienda tres tipos de estrategias: individuales, profesionales y organizacionales.
Este tipo de estrategias se enfocan directamente en los médicos. Entre ellas, se pueden nombrar por ejemplo el entrenamiento en habilidades propias, ya sea profesionales, de resolución de problemas, la comunicación, las relaciones interpersonales, el manejo de las emociones –cómo identificarlas, expresarlas y manejarlas– y el entrenamiento en técnicas de relajación.
Una investigación llevada a cabo por la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, concluyó que durante los momentos de mayor estrés en la sala de operaciones, los cirujanos son propensos a cometer hasta un 66% más de errores en el procedimiento.
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Este otro tipo de estrategias, está dirigida a los grupos de trabajo e incluyen el entrenamiento colectivo, el apoyo de compañeros de servicio y jefes de unidad. Se trata por ejemplo de compartir experiencias e información, brindar recomendaciones y establecer conexiones con el equipo. Tienen por objetivos reducir los sentimientos de soledad y reforzar la confianza y autoestima de los cirujanos.
Estas estrategias están dirigidas al manejo de la institución médica, por lo que deben ser puestas en marcha por las direcciones y departamentos hospitalarios. Entre ellas, se pueden enumerar algunos puntos clave:
En ese sentido, el entorno de trabajo de los profesionales de la salud debe estar en condiciones para brindar una asistencia sanitaria óptima, sobre todo en cirugías largas. En un quirófano, y aún más en un contexto de crisis sanitaria, los niveles de estrés y ansiedad aumentan considerablemente. Por esa razón, es indispensable elaborar estrategias para transitar las operaciones con todos los recaudos posibles.
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