La paulatina consideración de las organizaciones sanitarias como empresas de servicios y la implementación de una atención centrada en el paciente, vienen impulsando la necesidad de poner en marcha procesos de gestión de calidad a fin de mejorar la eficiencia sin descuidar la atención y seguridad de los pacientes. ¿Cómo puede garantizarse una buena gestión quirúrgica?
La complejidad y la perspectiva creciente en la demanda de procedimientos quirúrgicos representa un verdadero desafío para los servicios de salud y hace del uso eficiente de los quirófanos una preocupación central.
Fuente: OMS |
Para mejorar la calidad de atención, muchos servicios evalúan temas clave como las infecciones y la mortalidad; monitorean y analizan diferentes indicadores y recogen la opinión del paciente.
La gestión de calidad es una herramienta organizacional que permite, por un lado, reunir y sistematizar toda la información disponible, y por el otro, desplegar una plan de acción para mejorar las prácticas clínicas, principalmente, las vinculadas a su variabilidad no justificada o racional.
Esta variabilidad -que muchas veces descansa en la ausencia de evidencia científica, la falta de protocolos de actuación o el desconocimiento del resultado de ciertas prácticas- pone en evidencia la falta de eficiencia del servicio, atenta contra las buenas prácticas y produce insatisfacción de pacientes.
¿Qué puede aportar un programa de gestión de calidad? Fundamentalmente, el control y mejora de los procesos a partir de definir y monitorear indicadores observables y medibles (número de intervenciones quirúrgicas, porcentaje de utilización de quirófanos, porcentaje de cirugías electivas, porcentaje de cancelación de cirugías, etc.) bajo un criterio de la calidad total, mostrar los cambios y progresos en el servicio.
Fuente: Escuela Europea de Excelencia |
Antes de pasar a ver cuáles son las etapas para poner en marcha un programa de calidad en servicios de cirugía es preciso clarificar sus requisitos.
Según la Revista Cirugía Española el apoyo comprometido de la dirección del centro médico así como de los mandos de los servicios quirúrgicos es la clave principal. Además, es preciso contar con:
Este tipo de programas a demanda promueve y fomenta la participación y el trabajo conjunto entre profesionales, mejora la comunicación interna y posibilita una gran motivación por el trabajo en equipo.
Una vez definido el concepto de salud y su marco de acción, la implementación y puesta en marcha de un programa de gestión de calidad consta de 6 etapas:
#1- Creación de un grupo de gestión de la calidad del servicio (GGC). Está conformado por profesionales del equipo (3-7 personas de diferentes estamentos) con formación en metodología de evaluación y mejora de la calidad, capacidad de liderazgo y representatividad.
#2- Formación básica y asesoramiento en calidad de los miembros del GGC. Está a cargo de un coordinador, responsable o técnico con formación en gestión y metodología de calidad quien realiza la asesoría metodológica y tiene a su cargo diseñar, planificar y llevar a cabo los objetivos fijados.
#3- Inicio del trabajo del GGC. El siguiente esquema grafica las acciones de relevamiento y monitoreo que llevan a cabo los profesionales del grupo de gestión para monitorizar los procesos que se pretende optimizar:
Fuente: Elsevier
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#4- Creación de los equipos de mejora de procesos (EMP) Tienen a su cargo la revisión de la situación inicial y la implantación de las medidas adecuadas para la mejora de aquellos aspectos de baja calidad. Es conveniente que cada proceso seleccionado sea gestionado por un equipo a cargo (médicos, enfermería y algunos representantes de otros estamentos, en número entre 3 y 7 personas, aproximadamente)
#5- Monitorización de indicadores y actividades. El seguimiento periódico de los indicadores, así como la revisión de los objetivos fijados, facilitarán la consolidación del programa y la mejora continua de la calidad. La comunicación periódica de resultados es muy importante para lograr el apoyo de todo el servicio y de la dirección.
#6- Autoevaluación del propio programa y memoria de calidad. Es preciso elaborar una memoria anual en la que figuren el programa, los objetivos, el método de trabajo, los resultados y su autoevaluación, incluyendo la satisfacción de pacientes y profesionales. Esta puede hacerse comparando los objetivos fijados y su cumplimiento o a través de comparaciones con organizaciones externas que tengan servicios con características más o menos semejantes.
Garantizar una gestión quirúrgica de calidad es posible y lleva trabajo. La disponibilidad de datos, y su sistematización estructurada en base a objetivos definidos, aporta información real y objetiva para optimizar la atención de los pacientes y mejorar el uso de los quirófanos, ya sea facilitando la programación de casos más complejos, permitiendo un aumento en el número de intervenciones o disminuyendo los costos asociados a la asignación de recursos humanos.
Para crecer en innovación y en calidad se necesita que distintos factores se pongan en juego. Entre ellos, tener los mejores materiales para realizar cirugías y un excelente asesoramiento técnico.
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