A lo largo de la historia muchas profesiones fueron definidas como "propias de los hombres". Aunque suene inverosímil hoy en día, era común que las mujeres tuvieran que hacerse pasar por el sexo opuesto para poder ejercer determinadas actividades laborales. Así, en el campo de la salud, Elena de Céspedes se convirtió en la primera mujer cirujana al ocultar su identidad.
¿Quién fue ella y qué otras personalidades del género han impacto en el ámbito de la medicina? ¿Cómo evolucionó este sector a raíz de la inserción de las mujeres?
Elena de Céspedes (1545 – 1588), nacida en España, es considerada la primera mujer cirujana de la historia. Su vida estuvo llena de relatos inauditos desde su infancia por ser hija de una esclava, haber sido obligada a casarse con un hombre que luego la abandonaría y presentar una condición intersexual (discrepancia entre sus genitales).
Luego del fracaso de su matrimonio, Elena comenzó a vestirse como hombre haciéndose llamar Eleno para poder realizar diferentes trabajos como sastre, calcetero, pastor y en la conocida “guerra de las Alpujarras”, como soldado.
No es hasta 1576 cuando Elena entablaría una fuerte amistad con un cirujano en Madrid quien le enseñaría sobre anatomía y técnicas quirúrgicas, logrando así obtener su licencia de cirujano otorgado por el Protomedicato, tribunal que reconocía los conocimientos de los médicos. A raíz de este hecho, hoy es conocida como la primera cirujana.
Al contraer matrimonio con María del Caño, en 1587 Elena sería acusada de sodomía siendo sometida a un examen físico. Sus conocimientos sobre cirugía la llevarían a realizar intervenciones sobre su propio cuerpo para que el Dr. Francisco Ruiz, uno de los urólogos más reconocidos de su época, lo declarara varón.
"Gracias a sus conocimientos en cirugía se había automutilado, obturando quirúrgicamente su vagina y colocando un artificio para simular que era varón", escribe Emilio Maganto Pavón en: La intervención del Dr. Francisco Díaz en el proceso inquisitorial contra Elena/o de Céspedes, una cirujana transexual condenada por la Inquisición de Toledo en 1587. |
Un año más tarde, tras múltiples acusaciones de la misma índole, el tribunal la consideraría culpable por lo cual tuvo que recibir 200 azotes y fue obligada a trabajar durante una década sin ninguna remuneración.
A pesar de que Elena de Céspedes siempre ejerció como hombre, por la prohibición hacia las mujeres de ejercer cirugías, fueron las actas del Santo Oficio lo que permitieron que historiadores y biógrafos puedan afirmar que Elena de Céspedes, más allá de su condición intersexual, fuera la primera mujer en obtener licencia como cirujana bajo el disfraz de un hombre.
Hasta su muerte, James Barry fue el nombre con el que se conoció el trabajo de la irlandesa Margaret Bulkley (1795-1865). Según su biografía, su tío fue quien la ayudó a iniciar sus estudios bajo la identidad de un hombre con la esperanza de que, en un futuro, pudiera emigrar a Venezuela y ejercer su profesión con su verdadero nombre. Sin embargo, tras la derrota en ese país del revolucionario Francisco de Miranda –amigo cercano de su tío– se vio obligada a ocultar su identidad por el resto de su vida.
A lo largo de su carrera, Margaret Bulkley hizo innovadores avances dentro de la medicina:
Por su parte, Eloísa Díaz Insunza (1866 – 1950), nacida en Santiago de Chile es reconocida por ser la primera mujer en Latinoamérica en titularse como médica cirujana y en acceder a los estudios universitarios en una época donde sólo había mujeres licenciadas en su disciplina en Estados Unidos e Inglaterra.
En 1888, se destacó por ser la única mujer - entre 246 médicos y biólogos - en participar del Primer Congreso Médico Chileno. A partir de 1898, encabezó durante catorce años el Servicio Médico Escolar de Chile donde llevó a cabo una enorme obra combatiendo el raquitismo, la tuberculosis, la deficiencia mental y las enfermedades bucales en niños. Además, impulsó iniciativas como el desayuno escolar obligatorio y la vacunación masiva.
En 1910, en el Congreso Científico Internacional de Medicina e Higiene, fue nombrada "Mujer Ilustre de América" por impulsar el derecho de las mujeres a acceder a estudios universitarios y por sus grandes aportes a la medicina social.
Si bien la medicina se fue enriqueciendo con el esfuerzo de las mujeres, lo cierto es que no existen datos concretos y exactos sobre quiénes fueron las primeras cirujanas en la Antigüedad. Sumado a eso, en aquellos tiempos la cirugía no era ejercida como una especialidad única, dado que los profesionales de la salud no se dedicaban solamente a un campo específico.
De acuerdo con algunos textos cuneiformes –grabados sobre tablillas– y escritos en sumerio, hubo mujeres encargadas de curar heridas de guerra y de atender trabajos de parto unos 3.500 años antes de Cristo, en la Antigua Mesopotamia. Por otro lado, en la Cultura Maya también se relata su participación en actividades médicas y quirúrgicas.
En ese sentido, la asistencia sanitaria de las mujeres en épocas de guerra y de paz, así como los cuidados dispensados a sus comunidades, solían ser voluntarios y no profesionalizados. Con el tiempo, el reconocimiento de sus aportes a la ciencia, la medicina y la salud estuvieron negados y relegados hasta mediados del siglo XIX y principios del XX; algunas de las más destacadas fueron:
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En los últimos años, la proporción de mujeres que estudian Medicina viene creciendo de manera constante en Argentina: el informe Género en el Sector Salud (2018) proyecta que en pocos años ellas ocuparán más del 60% de la fuerza laboral. Este fenómeno que se conoce como feminización de la profesión se evidencia en el aumento de mujeres que estudian y egresan de su formación.
De 72 especialidades certificadas en el ámbito de la salud, en 30 hay predominancia del sector femenino y en 12 de ellas, las mujeres representan al menos el 70%. Fuente: Programa de las Naciones Unidas |
En lo que refiere al ámbito específico de la cirugía, según la Red Federal de Registros de Profesionales de la Salud (REFEPS), sólo el 15,5% de un total de 8.940 cirujanos generales son mujeres en la Argentina.
Por otro lado, los datos recogidos por el informe Memoria Anual 2019 de la Asociación Española de Cirujanos (AEC) permite prever un cambio de tendencia con relación a la especialización y el género. Así, de un total de 5.257 asociados a la AEC, se observa que en la categoría “cirujano senior” –con más de cinco años de antigüedad– hay una predominancia de hombres, mientras que en la categoría “cirujano junior” existe una presencia significativa de mujeres.
Fuente: Asociación Española de Cirujanos
La inclusión en el campo de la medicina ha evolucionado notablemente: se reconoce que la comunicación y la empatía suelen estar mejor desarrolladas por las mujeres en su larga historia como cuidadoras de la salud, constituyen un punto esencial en la práctica porque mejora la relación e interacción médico-paciente.
A la vez, se sabe que la mayor presencia de mujeres en especialidades que demandan más dedicación, tiempo y formación como la cirugía, requieren reorganizar tareas domésticas y de crianza, pero también que los sistemas sanitarios establezcan criterios más flexibles.
Historias audaces como la de Elena de Céspedes, Margaret Bulkley y Eloísa Diaz han abierto el camino para que la inserción profesional de las mujeres vaya ampliándose cada vez más y derribe las barreras de prejuicios que, hasta hoy, se mantienen respecto al desempeño del género femenino en el ámbito de la salud.