La donación de sangre permite la realización de procedimientos quirúrgicos de complejidad, salva y mejora la vida de millones de personas todos los años. Sin embargo, en tiempos de pandemia, la cantidad de voluntarios que se acercaron a los centros de salud para realizar una extracción disminuyó drásticamente.
¿Cuál es el panorama de la donación de sangre en Argentina hoy y cómo impacta en la práctica médica? Hablemos de algunas medidas correctivas que se están tomando.
El miedo a salir y exponerse a la enfermedad que provoca el COVID-19 y las dudas respecto de cómo se lleva a cabo esta práctica en épocas de crisis sanitaria, sin dudas impactó mucho en la cantidad de personas que donaba sangre a los hospitales y centros de extracción. Esto hace sonar las alarmas respecto de la importancia de promover esta iniciativa para evitar, a mediano y largo plazo, un desabastecimiento de los bancos.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 42% de la sangre segura a nivel mundial es recolectada en países de altos ingresos, que alberga a nada más que al 16% de la población mundial. Además, de los 92 millones de personas que donan este recurso esencial anualmente, apenas 30 millones de ellos vuelve a hacerlo al año siguiente. Estos números, en definitiva, no hacen más que demostrar lo importante que resulta que en estas zonas, las personas sean incentivadas a continuar con su contribución.
La donación de sangre en Argentina
La salud no espera y, mientras el mundo aguarda con impaciencia la llegada de la vacuna para combatir el COVID-19, los hospitales en Argentina siguen atendiendo a pacientes con todo tipo de patologías. Gracias a las transfusiones sanguíneas pueden realizarse operaciones de urgencia y programadas, trasplantes de órganos y tratamientos oncológicos, entre muchos otros procedimientos.
Tanto es así que, según las cifras oficiales de la OMS, una donación de sangre puede salvar hasta 4 vidas y un 80% de las personas necesitarán de ellas al menos una vez. Este año en Argentina, según la Fundación Hemocentro, las donaciones bajaron un 80% debido a la situación desarrollada por el coronavirus.
Otra cuestión a destacar es que en general as personas que donan sangre en el país lo hace para ayudar a un familiar o conocido, es decir “por pedido”, pero no necesariamente para abastecer los bancos. A este escenario de por sí preocupante, se le suma la complejidad de la baja de voluntarios.
¿Cómo revertir esta situación? Si bien el control de la pandemia incide directamente con esta práctica, la comunicación orientada a la salud es uno de los pilares fundamentales. En ese sentido, para revertir esta tendencia, en junio pasado y en el marco del Día Mundial del Donante de Sangre, el Ministerio de Salud lanzó la campaña “Es amor lo que sangra”. El objetivo de esta iniciativa fue, justamente, concientizar sobre la importancia de donar y alertar sobre la situación crítica que atraviesa el país.
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Protocolos de donación de sangre durante el COVID-19
Para promover la participación de todas las personas que no tengan síntomas compatibles con COVID-19 ni hayan estado en contacto con enfermos, los protocolos habituales de donación de sangre se han modificado. Ahora, por ejemplo, la Ciudad de Buenos Aires ha trasladado sus tradicionales puestos de donación de los hospitales a los barrios y escuelas. Además, y teniendo en cuenta la imperiosa necesidad de mantener el distanciamiento social, se ha activado una plataforma específica (DonARG) de reserva de turnos y difusión de requisitos para realizarlo.
En cualquier época del año, pero todavía más en medio de la pandemia, la donación de sangre es fundamental para que el sistema sanitario continúe funcionando. Una acción solidaria y completamente segura que puede y debe realizarse aún en tiempos de aislamiento social, preventivo y obligatorio.
Para que el sistema de salud funcione bien debe contar con todas las herramientas clave: el expertise de los médicos cirujanos y trabajadores de la salud, un banco de sangre y productos médico quirúrgicos de la mejor calidad.
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