Si bien son poco comunes, los tumores de las glándulas salivales son células anormales que proliferan en alguno de los tres pares principales de glándulas o los conductos que las drenan.
Aunque algunos pueden ser cancerosos, el tipo de tumor de los conductos salivales más común es uno no canceroso (benigno) y de crecimiento lento de la glándula parótida. ¿En qué consiste la cirugía en cada caso?
Localizadas alrededor de la boca, las glándulas salivales producen saliva para humedecer y ayudar a masticar y tragar los alimentos. La saliva también protege a los dientes de la caries. Existen 3 pares principales de glándulas salivales:
Las glándulas salivales presentan, como cualquier glándula, estroma y parénquima. La vascularización, presente en el estroma, hace que sean órganos sensibles a procesos sistémicos, sobre todo las parótidas debido a su tamaño. Los procesos sistémicos son principalmente de carácter infeccioso, inmunológico y neoplásico.
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La inflamación de las glándulas salivales se debe sobre todo a:
Más allá de las causas, para el diagnóstico, los profesionales recurren a un examen físico, pruebas por imágenes (las imágenes por resonancia magnética, la tomografía computarizada, la tomografía por emisión de positrones, la ecografía o los rayos X pueden ayudar a determinar el tamaño y la ubicación del tumor de glándulas salivales) y biopsias. Tras diagnosticar el cáncer, se determina su extensión (estadío).
Fuente: Scielo Arg |
La cirugía de las glándulas salivales se realiza para extirpar los tumores que crecen en dichas glándulas y analizarlos. Se calcula que más del 70% de estos tumores son benignos (no cancerosos), pero hay que analizar cualquier bulto que se detecte. Asimismo, el tipo de cirugía depende de la ubicación de los tumores de la glándula salival. Entre los diferentes tipos de cirugía figuran:
La parotidectomía es la extirpación de las glándulas parótidas. Puede ser superficial (se realiza cuando el tumor está sobre el nervio facial y generalmente extrae el tumor sin afectar al nervio) o total (se lleva a cabo cuando el tumor rodea o crece hacia el nervio facial, de modo que se tiene que extraer tanto el tumor como el tejido afectado y partes del nervio).
A su vez, hay 2 tipos de tumores de la glándula parótida:
La cirugía para tratar los tumores de la glándula parótida es muy precisa. El nervio facial necesita protección durante la cirugía. El objetivo es extirpar todo el tumor sin dañar el nervio facial. Para ello, se utiliza un monitor de nervios. Luego se realiza una incisión delante de la oreja, hasta el cuello. Se separa a continuación el nervio facial y sus ramas del tumor de la glándula parótida.
Fuente: National Library of Medicine |
Para practicar una sialoadenectomía submandibular, se realiza una incisión en la parte superior del cuello, a lo largo de la mandíbula, y se extirpa el tumor para ser analizado.
Se hace una incisión a través de la boca para extraer un quiste llamado ránula. Los tumores de la glándula sublingual son poco frecuentes. La enfermedad vírica por excelencia que afecta las glándulas salivares -la parotiditis-, por ejemplo, si bien afecta principalmente a las parótidas, no es infrecuente en submandibulares y sublinguales.
Consiste en hacer un corte en el área donde se encuentra la glándula para acceder allí y extirpar el tumor, el tejido blando y el área de hueso afectado.
Los diversos avances tecnológicos han permitido desarrollar las técnicas de cirugía mínimamente invasiva para glándulas salivales. En ese sentido, la debilidad facial después de la cirugía -mayormente ambulatoria- suele ser mínima y mejora al cabo de algunas semanas. También han mejorado en los últimos años las cuestiones estéticas y funcionales asociadas a este tipo de intervenciones, especialmente en la cirugía de la glándula parótida, que conlleva una clara pérdida de volumen en la región facial intervenida.