Entre las dolencias de origen laboral más habituales, los trastornos musculoesqueléticos (TME) comprenden más de 150 tipos que impactan negativamente en el sistema locomotor: desde repentinos y de corta duración –como fracturas, esguinces y distensiones– hasta enfermedades crónicas que causan limitaciones de las capacidades funcionales.
Además de ser uno de los principales motivos de consulta en atención primaria, afectan al personal sanitario, en general, y a los cirujanos, en particular. ¿Cómo se pueden evitar desde una perspectiva ergonómica?
¿Cuáles son los síntomas más comunes? Hinchazón y limitación de la movilidad, la destreza y el nivel general de funcionamiento; lo que reduce la capacidad para poder trabajar. Entre otros aspectos, pueden afectar:
Fuente: OMS |
De acuerdo a la OMS, los trastornos musculoesqueléticos son, además, los que más influyen en la necesidad de servicios de rehabilitación en los niños y representan unos dos tercios en adultos.
A causa de las demandas físicas propias del trabajo, las posturas, los sobreesfuerzos, la carga horaria y el estrés, los profesionales sanitarios también lo padecen. La enfermería es la principal afectada, con una prevalencia superior al 80%.
Asimismo, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo de España, el 81,9% del personal sanitario refiere molestias de origen musculoesquelético; entre las más habituales: el dolor en la zona baja de la espalda (52,2%); en nuca/cuello (43,3%); la zona alta de la espalda (31,4%); los hombros (18,7%); los brazos y antebrazos (12,3%); y las piernas (9,7%).
Fuente: Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de Argentina |
En tanto, la prevalencia de trastornos musculoesqueléticos entre los cirujanos es del 74%, más frecuentes entre aquellos que realizan intervenciones laparoscópicas que entre los que hacen abierta o robótica. Las cuatro zonas anatómicas que más se ven afectadas entre estos profesionales son:
En la Argentina, según las cifras de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), los TME encabezaban en 2018 el ranking de las enfermedades de origen laboral. A su vez, durante la segunda mitad del 2020, y a raíz del auge del teletrabajo, el 82,5% de los encuestados en el país manifestaron haber sufrido dolencias musculares durante la cuarentena.
La pandemia también empeoró este tipo de trastornos entre el personal médico y sanitario, a partir de una maximización sin precedentes de la demanda laboral en clínicas y hospitales. Frente a ese escenario, la ergonomía laboral se torna una herramienta fundamental para combatir los trastornos y proteger la calidad de vida.
Al enfocarse, específicamente, en el trabajo diario de los cirujanos, la reducción de la libertad de movimientos y la adopción de posturas forzadas durante las operaciones laparoscópicas plantean la necesidad de implementar criterios ergonómicos en el ámbito quirúrgico:
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Los programas de capacitación y los criterios ergonómicos resultan esenciales para un desarrollo saludable de la profesión. Poner en práctica este tipo de maniobras en el ámbito quirúrgico marca toda la diferencia en cuanto a postura corporal de los profesionales e incluso puede impactar positivamente en su desempeño. Allí radica el verdadero valor de los criterios ergonómicos.