En la actualidad, el sobrepeso y la obesidad son un factor de riesgo en más de 200 enfermedades y representan un problema que la propia Organización Mundial de la Salud catalogó de “pandemia silenciosa”.
Bajo este contexto aparece la cirugía bariátrica, un procedimiento quirúrgico que modifica el sistema digestivo con el objetivo de que el paciente descienda de peso.
Sin embargo, para asegurar los resultados a largo plazo, el procedimiento en sí mismo no es la única solución, ya que el paciente debe adoptar hábitos alimenticios saludables e incrementar considerablemente su actividad física ¿Cómo se pueden incorporar estos hábitos y garantizar la efectividad del procedimiento?
La obesidad es una dificultad creciente desde hace dos décadas. En el mundo, 800 millones de personas viven con obesidad y sus causas pueden ser diversas, ya que intervienen factores genéticos y ambientales.
Las dos causas más conocidas son la ingesta excesiva de calorías y un estilo de vida sedentario. Sin embargo, existen otros factores que influyen, como la falta de sueño, los disruptores hormonales, los cambios en la microbiota intestinal, el uso de determinados fármacos y una abrupta cesación tabáquica, además de factores psicosociales, como el estrés y la depresión.
En Argentina, más del 50% de la población tiene exceso de peso. Fuente: Ministerio de Salud de la Nación |
Si el Índice de Masa Corporal (IMC), es decir, la relación entre el peso y la talla de la persona se encuentra por encima de 40, se habla de obesidad mórbida. La persona que iguale o supere este índice, además de cumplir con otros requerimientos, se encuentra apta para un procedimiento quirúrgico.
Antes de llevar adelante la cirugía es necesario que la persona tome consciencia de que este tipo de procedimientos requieren de un cambio profundo y permanente y que, para garantizar su efectividad a largo plazo, tendrá que modificar obligatoriamente sus hábitos alimenticios y realizar actividad física en forma periódica.
El acompañamiento de un equipo multidisciplinario integrado por especialistas en psicología, nutrición, medicina interna, diabetología, entre otros, también es un componente fundamental para garantizar los resultados de la intervención quirúrgica.
Gracias a la cirugía bariátrica se puede conseguir una reducción de entre el 20% y el 40% del peso corporal inicial, siempre y cuando, se siga una alimentación saludable. Fuente: Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) |
En este contexto, se aconseja que el paciente realice un tratamiento nutricional antes y después de la cirugía, para lograr que, al ingerir una menor cantidad de alimentos, restrinja el tamaño del estómago. En tanto, con un adecuado aporte energético y nutricional se favorece la recuperación postquirúrgica.
Los objetivos del plan alimentario pre quirúrgico son:
En cuanto a la alimentación pre cirugía bariátrica, se recomienda seguir una dieta hipocalórica —para lograr la pérdida de los kilos necesarios en los dos meses previos a la cirugía— por medio de suplementos nutricionales que sustituyan a las comidas, o con una dieta de 1000 a 1300 calorías.
Una vez realizado el procedimiento quirúrgico de reducción del estómago, la alimentación consta de tres fases:
Sin embargo, una de las preocupaciones más frecuentes en torno a la cirugía bariátrica es volver a ganar el peso que se logró descender. La llamada “reganancia” puede tener lugar en un 30% de los pacientes operados y se debe, principalmente, al descuido en el tratamiento alimenticio.
En ese sentido, se ha demostrado que el factor más relevante en el aumento de peso después de la cirugía bariátrica es la pérdida del control de la alimentación por parte del paciente, quien retorna a una conducta poco saludable.
Las características habituales de esta ingesta desmedida son:
Muchos de los factores conductuales y psicológicos se pueden detectar o prever en la etapa preoperatoria, pero lo más importante es informar al paciente sobre el riesgo de incurrir en la "reganancia", para que comprenda que la responsabilidad de mantener el peso después de la cirugía es suya y no de la técnica quirúrgica.
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La cirugía bariátrica no es un atajo que hace que el paciente descienda de peso drásticamente y evite la obesidad. Es un proceso de larga rehabilitación que forma parte de una estrategia terapéutica, para la cual se necesita que la persona llegue en las mejores condiciones metabólicas y psicofísicas posibles y que, posterior a la cirugía, adopte un estilo de alimentación saludable. Ambas condiciones son necesarias.
Por lo tanto, el éxito de la cirugía bariátrica se basa en la forma en la que el paciente la adopta a su favor y decide cambiar sus hábitos de por vida. Con la preparación y el seguimiento clínico nutricional adecuado y el compromiso en el cumplimiento de las indicaciones, este procedimiento es la herramienta que permite un mayor grado de efectividad a corto y largo plazo. El objetivo radica en llevar a la persona a su peso ideal e incluso lograr la remisión de aquellas enfermedades asociadas a la obesidad.
Para crecer en innovación y en calidad, hay que poner en juego distintos factores. Entre ellos, tener los mejores materiales para realizar cirugías y un excelente asesoramiento técnico.
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