Gracias a que permite corregir una condición de salud peligrosa, como el hígado graso o la cardiopatía coronaria, la cirugía bariátrica es una alternativa eficaz en el tratamiento de la obesidad. Y si bien existen distintos tipos, lo cierto es que todos ellos pueden presentar riesgos. ¿De qué se trata esas complicaciones y de qué forma se pueden evitar?
Tratar los trastornos metabólicos y las patologías asociadas a la obesidad permite prevenir enfermedades de alta gravedad como cáncer, enfermedades inflamatorias, etc., pero en líneas generales, y como en cualquier otro procedimiento importante, la cirugía bariátrica puede presentar riesgos para la salud, como sangrado excesivo, infección, reacciones adversas a la anestesia, coágulos, problemas respiratorios o fugas en el sistema gastrointestinal.
En tanto, los riesgos y complicaciones a largo plazo de la cirugía de pérdida de peso varían dependiendo del tipo de cirugía y pueden incluir, entre otros, obstrucción intestinal, síndrome de evacuación rápida gástrica –provoca diarrea, enrojecimiento, mareos, náuseas o vómitos–, cálculos biliares, hernias, hipoglucemia, desnutrición, úlceras, reflujo y la necesidad de una segunda cirugía o procedimiento –o cirugía de revisión–.
Y, más allá de que las complicaciones pueden darse durante la cirugía, en los días posteriores o a largo plazo, cada tipo de procedimiento puede presentar complejidades particulares.
Entre las complicaciones intraoperatorias de este tipo de cirugía bariátrica se encuentran la perforación, la mala posición de la banda y la lesión al sistema de ajuste, que requiere recambio o reparación.
En tanto, entre los riesgos postoperatorios, se pueden mencionar la perforación, la afagia inmediata, la infección del puerto de ajuste, una ubicación errónea de la banda, una filtración del sistema de ajuste, un escape del fluido del sistema de ajuste en el área tubo distal-puerto de ajuste, una filtración del balón, un deslizamiento de la pared gástrica por debajo de la banda, la penetración parcial crónica de la banda en la luz del estómago a través de su pared, una dilatación esofágica, así como trastornos inflamatorios del esófago y del reservorio gástrico del paciente.
Fuente: Asociación Argentina de Cirugía |
Respecto de los riesgos intraoperatorios, desde la Asociación Argentina de Cirugía recomiendan extrema cautela al pasar el instrumento tractor de la banda en el área retrocardial, para evitar perforaciones y lesiones.
Del otro lado, en relación con las complicaciones postoperatorias, recomiendan diagnosticar posibles peritonitis y afagias con radiología dinámica con contraste hidrosoluble. Y, a su vez, las filtraciones en el tubo-puerto de ajuste, en el puerto de ajuste y en el balón pueden detectarse mediante punción con sustancia de contraste no iónica. La endoscopía también es útil para diagnosticar posibles erosiones.
Entre las complicaciones tempranas, se cuentan las fístulas gástricas, la trombosis portal, las hemorragias gástricas intraluminales e intrabdominales. En tanto, entre los riesgos tardíos de este tipo de variante clave en la cirugía bariátrica, aparecen el reflujo gastroesofágico, la dilatación del pouch, estenosis del tubo gástrico y las deficiencias nutricionales.
Entre las recomendaciones técnicas intraoperatorias que posibilitan la prevención temprana se encuentran: la disección completa del ángulo de His, la exposición del pilar izquierdo, la esqueletización yuxtagástrica de la curvatura mayor, así como la colocación de sonda calibradora orogástrica.
La pérdida de peso promedio luego de un año de la cirugía para la manga gástrica es de 10-12 puntos de IMC o 65- 75% del exceso de peso. A cinco años, puede existir reganancia hasta en el 40% de los pacientes. |
A su vez, mediante la documentación endoscópica con biopsia de la esofagitis se pueden diagnosticar complicaciones como el reflujo gastroesofágico, al mismo tiempo que un estudio imagenológico contrastado ayuda a detectar si el pouch está dilatado. Por su parte, los síntomas de estenosis aparecen entre los 6 y 24 meses postoperatorio y su diagnóstico se confirma a través de una seriada gastroduodenal y endoscopía.
Las complicaciones de este tipo de cirugía pueden aparecer dentro de los 30 días del postoperatorio e incluyen infecciones, peritonitis, hemorragias, trombosis venosa profunda, tromboembolismo pulmonar, trombosis de la vena porta, vómitos, diarrea, constipación, intolerancia alimentaria, estenosis, úlcera marginal, trastornos respiratorios, cardiovasculares y renales.
Las fugas o dehiscencias de suturas son la segunda causa de muerte posterior a cirugía bariátrica, por lo que su prevención y diagnóstico resultan fundamentales. La posibilidad de desarrollo de fístulas se acrecienta con ciertos factores de riesgo del paciente, como la edad, la superobesidad y las comorbilidades. Además, entre los riesgos del bypass gástrico están la oclusión, la hemorragia, la estenosis anastomótica, la enfermedad ulceropéptica, el agrandamiento del pouch y la litiasis biliar.
Fuente: Intramed |
Como algunos riesgos del bypass gástrico en Y de Roux están asociados con una alta morbimortalidad, los diversos comités recomiendan que los cirujanos que realicen este tipo de procedimiento tengan experiencia en laparoscopía avanzada. Tanto la tomografía abdominal como la radiología simple pueden no aportar datos específicos sobre muchas de estas complicaciones y, en la mayoría de los casos, el diagnóstico solo se confirma tras una laparoscopía exploradora.
En todos los casos, son las decisiones consensuadas y minuciosamente analizadas de los equipos multidisciplinarios las que marcarán la diferencia y posibilitarán anticiparse a los riesgos de la cirugía metabólica. En definitiva, un seguimiento de los pacientes a corto y largo plazo, sin dudas, resulta crucial en este proceso.