Postcirugía: ¿qué factores aceleran la recuperación de un paciente?

Luego de toda intervención quirúrgica es necesario seguir una serie de cuidados estrictos para lograr que una persona retome su cotidianidad. Además de la complejidad de la operación, que determinará el tiempo para sanar, también influirán otros elementos en este proceso llamado convalecencia (periodo de recuperación gradual).

Así como la constancia del paciente y el equipo médico son vitales, también lo son la actividad física, el descanso y la alimentación; que ayudan a reducir la probabilidad de infecciones o la pérdida de masa muscular.

Ahora bien, ¿ qué elementos influyen en el tiempo de recuperación de un paciente luego de una intervención quirúrgica y cuáles son esos factores que aceleran su sanación?

Postcirugía: ¿sólo una cuestión de tiempo?

El cuidado postoperatorio es una instancia fundamental en la recuperación de un paciente. Se trata de una etapa en la que pueden presentarse efectos secundarios, como inflamación o dolores agudos en la zona donde se realizó la intervención.

Si bien el nivel de complejidad de la enfermedad impacta en el tiempo hasta el momento del alta, existe un segundo aspecto que también influirá en gran medida: el tipo de anestesia. Tanto la local como la regional se suministran para adormecer áreas concretas del cuerpo en casos de baja complejidad, mientras que la general, al dejar inconsciente al paciente, requiere un seguimiento más cercano y prolongado por parte del equipo médico.

En ese sentido, los tiempos que transcurren desde la operación pueden demandar diferentes tipos de atención durante períodos más o menos extensos según la cirugía realizada y la anestesia utilizada. La duración y los cuidados médicos hasta el alta pueden clasificarse en:

• Inmediato. Corresponde a un control de hasta 24 horas postcirugía.
• Mediato. Hasta más de una semana de internación luego de la intervención.
• Tardío. Corresponde a una internación y control de un mes o más después de la operación.

Alimentación balanceada: ¿cuál es su rol en la recuperación?

Más allá del tipo de intervención, hay un cuidado común que toda persona debe seguir luego de una cirugía: la alimentación. La dieta es uno de los motores principales para la recuperación del cuerpo, ya que la posibilidad de que se presenten complicaciones o se extienda por un período indeterminado dependerá, en gran parte, de este factor.

Pero ¿ cómo impacta la alimentación en este proceso de reincorporación? 

• Al inicio, es preciso brindar una dieta blanda o líquida que incluya agua, infusiones o caldos desgrasados, sobre todo cuando la operación ha involucrado el aparato digestivo y no se trata de una restricción por la recuperación de una anestesia general. Tener esto en cuenta es clave, ya que es la primera prueba para comprobar si es preciso ingerir alimentos sólidos en el corto plazo.
  
  
• Durante la operación se pierden fluidos y la ingesta de agua –que transporta nutrientes y oxígeno a las células– mantiene el flujo sanguíneo en buenas condiciones y protege las articulaciones. Por lo tanto, mantener una correcta hidratación es lo que ayudará al paciente a prevenir complicaciones postquirúrgicas peligrosas, como la trombosis venosa profunda. Sin la ingesta adecuada de agua, la sangre se torna más “espesa” y eso provoca la formación de coágulos o paquetes que ocluyen el retorno de la sangre.
  
  
  

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• La ingesta adecuada de proteínas es fundamental para prevenir deficiencias nutricionales y mantener en condiciones la masa muscular. Caso contrario, los pacientes tendrán mayor riesgo de padecer sarcopenia (pérdida de masa muscular). En ese sentido, la proteína se torna indispensable, dado que el cuerpo necesita de aminoácidos que pueden estar en el pescado, la clara de huevo, el pollo, las carnes magras, los productos lácteos bajos en grasa y las legumbres.
  
  
• Las células del organismo requieren estar preparadas para combatir las sustancias tóxicas que puedan presentarse en el organismo; en esta instancia, las vitaminas A, B12, C y E juegan un papel fundamental para evitar la anemia, fortalecer el sistema inmunológico y acelerar la recuperación de tendones y ligamentos. Estas vitaminas se encuentran en alimentos como zanahorias, calabazas, aceites vegetales y verduras de hoja verde.

La actividad física, otro factor vital

Ante la inevitable etapa de reposo absoluto postcirugía es preciso iniciar un adecuado programa de rehabilitación para evitar complicaciones por falta de movilidad, como la tromboflebitis, o desarrollar problemas en el sistema respiratorio.

Por ello, la actividad física se vuelve crucial dado que ayuda a mejorar la circulación, estimular el tracto digestivo, fortalecer los músculos y evitar que haya una importante pérdida de movilidad, masa muscular y flexibilidad.

Entre los ejercicios en etapas postquirúrgicas se suelen indicar las caminatas suaves, actividades relajantes, como yoga, estiramientos y, luego de un tiempo, ejercicios de resistencia; siempre teniendo absoluto cuidado de no causar posibles lesiones en la región operada.

Reanudar las actividades es una tarea vinculada a la paciencia y constancia. Si bien existen casos particulares cuya recuperación será más extensa que otras, lo recomendable es seguir las pautas indicadas por el profesional e incorporar, gradualmente, la alimentación y los ejercicios habituales. ¿El secreto? Dar pasos acertados y seguros con el objetivo de acelerar el tiempo de reincorporación esperado.